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“Eran días de guerra,” es la frase que da inicio a esta novela al introducirse en el entorno de los relatores que dan sentido a su trama. Reunidos en Croacia en los años noventa, estos dos amigos deciden internarse por los laberintos de un siglo para investigar algunos hechos relevantes: Se trata de la muerte trágica y el entierro de una joven dálmata a principios del siglo XX, lo da origen a una dramática historia que conmociona a los habitantes de Tikeja. No, Vedrana no era una muchacha cualquiera. Su vida entera forma parte de una leyenda; la que es complementada con la huida repentina de su marido hasta la Patagonia chilena, donde sus aventuras por mares australes vienen a coronar la fantasía del relato.
“Eran días de guerra,” es la frase que da inicio a esta novela al introducirse en el entorno de los relatores que dan sentido a su trama. Reunidos en Croacia en los años noventa, estos dos amigos deciden internarse por los laberintos de un siglo para investigar algunos hechos relevantes: Se trata de la muerte trágica y el entierro de una joven dálmata a principios del siglo XX, lo da origen a una dramática historia que conmociona a los habitantes de Tikeja. No, Vedrana no era una muchacha cualquiera. Su vida entera forma parte de una leyenda; la que es complementada con la huida repentina de su marido hasta la Patagonia chilena, donde sus aventuras por mares australes vienen a coronar la fantasía del relato.